sábado, 4 de mayo de 2013

¿Sabemos definirnos?

Cuando alguien me ha preguntado ¿Quién eres? es un clásico que diga: un espécimen en vías de extinción, ya que aún no soy abuela, y mis hijos son geniales, el mayor tiene eso de raro como yo, el peque lo dulce y paciente de su padre, poco han heredado lo de espécimen, con lo cual me queda la ilusión de los nietos por venir.
Ser un espécimen no es fácil, no no, requiere mucha conducta, respeto y por sobre todas cosas desarrollar la capacidad de sobrevivir con medianas o grandes adaptaciones al medio. Y con cuarenta y tantos has generado tantas habilidades sociales, que cuando miras... te preguntas ¿para qué? si ahora con esta edad digo lo que pienso, hago lo que me gusta, y rompo reglas porque mi libertad ha estado siempre en mi.
Nacemos libres, no solo el concepto de libertad ciudadana, sino el amplio, el de ver todo, nos lo aplacan cuando nos hablan como tontos cuando estamos en la cuna, nos tratan de incapaces, y duermen todo lo que traemos, tardamos una vida, que va hasta los 80 sin volver a despertar, a no ser, que en tu camino una ostia bien dada de la vida, te despierte antes, dormimos hasta que nos vamos a morir.
Varias religiones, al tiempo que crecemos terminan de sellar cualquier duda que puedas tener de tu existencia, y ya estas hecho a molde para salir a la sociedad, hay algunas de ellas que si bien cierran algunas puertas, dejan entre abiertas algunas ventanas, esto lo he descubierto de adulta, hasta los doce años de mi hijo mayor, que hizo su primera comunión en la religión católica apostólica romana, como demandaba la nona, hice adaptación al medio, entrar en conflictos con la familia teniendo dos monjas y tres curas en las comidas de los veranos, no era oportuno sacar mis pensamientos, al fin y al cabo una ostia, no le hace mal a nadie, menos la bendición de un cura. Ya con mi hijo menor, el cambio de país, sin familia, las decisiones fueron democráticas, y no ha tomado la primera comunión, cree en lo que vive cada día, y en lo que aprendemos juntos, nuestro Dios es el de todos, vamos... no lo hemos cambiado, pero si hemos logrado crearle un espacio único, le hemos creado un puente entre lo que sentimos y pensamos y él se mueve con total libertad, esa que nos hace sentir capaces de lograr lo que nos propongamos, solo basta con ser ... un espécimen en vías de extinción!

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