Hace días que por mi cabeza danza una pregunta, ese tipo de preguntas que debes responderte hurgando y desarmando puzzles de historias, mías y las compartidas, releyendo libretas de ideas, de emociones que alguna vez colmaron mi atención, todas esas cosas que nos hacen ser quienes somos, ni mas ni menos.
Por las sonrisas recibidas, las miradas sorprendidas, algún reojo de sospecha, unos oídos estupendos que oyeron, estoy presuponiendo que mi sentido de caminar por donde la pasión me lleva es enaltecer a todo y todos los que coinciden en mi vida, de sacar a flote sus potencialidades, resurgir la confianza de lo excelentes que son y dejarlos ir con la espina de que una culpa, un miedo, una inseguridad son solo esos aspectos de nuestra oscuridad, la misma que en cuanto la miramos de frente deja de ser sombra y queda expuesta a la luz de ser observada, y es allí en el momento que se convierte en una minúscula expresión casi sin voz de mando, acurrucada ante la valentía del querer sobrepasar la línea de los "no puedo" a los " y si lo intento".
Siento la alegría de quien puede arriesgarse a vivir en lo cristalino del mundo, al que pisa la realidad sin pisar a nada ni a nadie, de aquellos que por un sentimiento lo dejan todo, por los que eligen ser felices en cada instante sin importar las desavenencias del imprevisto, por esos que roban sonrisas, generan ilusión de verlos, y por todos los que al coincidir nos dejan una enseñanza.
Mi pregunta es: Soy feliz cuando suceden cosas a mi favor o soy feliz cuando lo que me sucede es parte de la felicidad de todos los están en mi vida?
Y la primera respuesta que pude regalarme es que soy quien soy gracias a muchas personas que estuvieron y están compartiendo sus vidas a mi lado y que mi felicidad diaria es porque todos existen en mis minutos, en mis instantes... soy feliz cuando mi pequeño mundo lo es, soy plena cuando una palabra, un abrazo llegan por sorpresa.
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